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Visión Petroquímica

Refinerías del futuro: una apuesta estratégica desde Paraguaná - Mayo 2025

La tradicional frontera entre refinar combustibles y producir petroquímicos se desvanece. La integración se consolida como la nueva norma para sobrevivir en un mercado energético en transformación acelerada.

Durante más de un siglo, las refinerías han sido sinónimo de producción de gasolina, diésel y otros combustibles líquidos que movieron al mundo. Pero en los pasillos de las grandes compañías energéticas ya se respira un cambio profundo: las refinerías del siglo XXI no se contentan con llenar tanques, quieren fabricar el futuro.Ese futuro, cada vez más, está hecho de petroquímicos.

La razón es simple: mientras la electrificación del transporte y la presión climática global recortan el apetito por combustibles fósiles, la demanda de plásticos, materiales sintéticos, detergentes, solventes y otros derivados del petróleo sigue creciendo, especialmente en Asia y África. Esta asimetría entre lo que cae y lo que sube está impulsando una transformación estructural: integrar, dentro del mismo complejo, procesos de refinación y producción petroquímica.

El fin de un modelo lineal

El modelo tradicional de refinación —tomar crudo, fraccionarlo, extraer combustibles— ha llegado a un punto de inflexión. La rentabilidad se ha vuelto cada vez más dependiente de factores volátiles: guerras, regulaciones ambientales, precios del carbono y la irrupción de vehículos eléctricos. Como respuesta, los grandes jugadores han comenzado a rediseñar sus activos industriales.

Hoy, el futuro pasa por lo que los expertos llaman refinerías químicas, donde hasta el 40% del barril se convierte en productos petroquímicos de alto valor, frente al 10–15% que era habitual. Esto implica reconfigurar los flujos internos: menos enfoque en destilar diésel o fuel oil y más inversiones en craqueo de nafta, despropanizadores, reformadores y unidades de etileno.

El nuevo estándar global

En Medio Oriente, China e India ya no se construyen refinerías convencionales. Lo que se levanta son gigantescos complejos industriales integrados. Saudi Aramco, por ejemplo, ha liderado esta tendencia con proyectos como Jazan y Yanbu, diseñados desde cero para convertir grandes volúmenes de crudo en productos petroquímicos. ExxonMobil ha hecho lo propio en Singapur, mientras que Sinopec y Reliance apuestan por una transformación similar en Asia.

La lógica es incuestionable: menor exposición a la volatilidad de los combustibles, mayor rentabilidad por tonelada procesada, optimización energética y, sobre todo, resiliencia ante un futuro bajo en carbono.

Una advertencia para América Latina

Mientras esta ola avanza, en América Latina muchas refinerías siguen atrapadas en modelos del siglo pasado, con altos costos operativos, escasa conversión química y tecnologías obsoletas. La región aún tiene tiempo para sumarse, pero la ventana se estrecha. No se trata solo de sobrevivir en un mercado competitivo, sino de posicionarse como proveedores de valor en la nueva economía petroquímica global.

El dilema está planteado: transformar las refinerías en plataformas químicas avanzadas o verlas languidecer, incapaces de competir en un mundo donde ya no basta con producir combustible.

En un contexto donde la sostenibilidad exige reimaginar cada eslabón de la cadena energética, la integración petroquímica no es solo una estrategia técnica. Es, probablemente, la única salida viable para asegurar el futuro industrial de la refinación.

Un Futuro Posible en la petroquímica que motiva el interés de Grupo Zuliano - Mayo 2023

La tendencia mundial de Integración de las Refinerías hacia la Petroquímica, para mejorar su competitividad y adaptarse a la transición energética, implica el reto y la conveniencia de constituir una Zona Especial de Inversión Petroquímica en torno al Centro Refinador de
Paraguaná, y en paralelo transformar las ventajas comparativas para la generación de energías renovables de la península en factores competitivos para atraer capitales.


Desarrollar esa visión requerirá inversiones graduales en la adaptación y reconfiguración de las refinerías tradicionales, para combinar la producción de combustibles más eficientes de baja huella ecológica, con el suministro de corrientes de refinación para proyectos petroquímicos, mejorando así el margen de utilidad por cada barril refinado.


Mediante su inversión en Propilenos de Falcón (PROFALCA) Grupo Zuliano participa en la primera fase de integración de la Refinería de Cardón hacia la producción de petroquímicos, y consideramos que la evaluación proactiva del potencial de las corrientes del Centro Refinador de Paraguaná estimulará el interés de los inversionistas para avanzar en el proceso de integración y desarrollar un centro de producción petroquímica de gran escala en una ubicación privilegiada para las exportaciones regionales.


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